Tensión entre Cuba y EE.UU. aumenta por políticas migratorias y sanciones

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Países de América y África están buscando cómo aprovechar el interés del presidente Donald Trump por frenar la migración. Pero esto no está funcionando para Cuba.

Aunque Cuba sigue aceptando a sus ciudadanos deportados desde EE.UU., la isla se encuentra cada vez más en conflicto con la administración Trump, según dijo a POLITICO un alto funcionario cubano.

El deterioro en las relaciones entre La Habana y Washington ocurre mientras funcionarios de la administración Trump y miembros de la comunidad cubana en el exilio presionan por una postura más dura contra el liderazgo cubano, argumentando que el gobierno comunista representa una gran amenaza para la seguridad nacional. Además, EE.UU. enfrenta una ola migratoria desde Cuba con cientos de miles de personas que han ingresado al país desde la pandemia.

En una entrevista exclusiva, Johana Tablada, una de las principales funcionarias del ministerio de relaciones exteriores cubano encargada de los vínculos con Washington, dijo que la relación bilateral está actualmente “en cero” y que “el Departamento de Estado no está interesado en mantener conversaciones con Cuba, ni siquiera las que existían cuando ambas partes estaban en desacuerdo”.

Tablada agregó que bajo el gobierno de Trump, ella y el viceministro Carlos Fernández de Cossío han sido rechazados por el Departamento de Estado durante sus visitas a Washington, algo que no ocurría en administraciones anteriores, cuando al menos se otorgaban reuniones con sus homólogos estadounidenses.

Esta actitud fría de la administración Trump resulta sorprendente, según Tablada, ya que Cuba propuso continuar el diálogo con EE.UU. sobre migración y ha respetado un acuerdo de 2017 que permite vuelos de deportación de cubanos hacia la isla. Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, Cuba ha aceptado cinco vuelos de deportados.

Los comentarios de Tablada sugieren que ceder a las políticas anti-migratorias de Trump a cambio de buena voluntad en otros temas tiene sus límites.

El secretario de Estado Marco Rubio, respaldado por el exenviado especial Mauricio Claver-Carone, ha promovido una postura dura contra Cuba. Claver-Carone dijo en febrero que la administración tenía “opciones de política muy creativas” para provocar el colapso del gobierno comunista cubano, un sueño antiguo para muchos en la comunidad cubana de Miami.

La administración Trump volvió a incluir a Cuba en enero en la lista de países patrocinadores del terrorismo y reinstauró numerosas sanciones que se habían levantado al final del gobierno Biden. Además, una nueva política del Departamento de Estado amenaza con restringir visas a funcionarios cubanos y de otros países responsables de abusos laborales contra médicos cubanos en misiones internacionales, una fuente clave de ingresos para el gobierno cubano.

Tablada atribuye el estancamiento en las relaciones a quienes dentro del gobierno estadounidense defienden la presión máxima sobre Cuba. Negó que Cuba maltrate a sus médicos o apoye grupos terroristas y acusó a Rubio y otros de alimentar tensiones para justificar más sanciones.

“Están haciendo todo lo posible para destruir lo que queda de la relación, y el adulto en la sala es el gobierno cubano”, afirmó Tablada. “Si hiciéramos lo que quieren, daríamos un pretexto a quienes buscan romper relaciones, crear una crisis migratoria y provocar una intervención militar de EE.UU.”

El Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional no respondieron a solicitudes de comentarios.

A pesar de los obstáculos, Tablada asegura que Cuba sigue firme en su intento de fortalecer lazos con el pueblo estadounidense. “Vamos a continuar cultivando nuestras relaciones con Estados Unidos, que tienen una larga historia y han sido de vecindad y reciprocidad,” concluyó.

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