Desde las tuberías de alcantarillado recicladas de Colombia hasta esferas suspendidas en el cielo en Canadá, los hoteles cápsula han sido reinventados para una nueva generación de viajeros.
B — Por la noche, el primer hotel cápsula del mundo (fundado en Osaka, Japón en 1979) debía parecer un morgue, con filas ordenadas de estrechas cápsulas para dormir, cada una conteniendo un cuerpo recostado. Pero al día siguiente, los ocupantes -en su mayoría hombres de negocios que habían trabajado hasta tarde- se levantaban y volvían a la oficina, agradecidos por esta solución eficiente para dormir que les había ahorrado el viaje de regreso a casa en las primeras horas de la mañana.
A medida que el concepto se extendió, los turistas dispuestos a dormir en una habitación no más grande que su cama comenzaron a compartir espacio con ellos, ansiosos por probar este aspecto inusual de la cultura japonesa. Avancemos hasta hoy, y las altas tarifas de las habitaciones de hotel, impulsadas por años de aumento de los precios de bienes raíces, han impulsado este concepto típicamente económico, que ofrece a los viajeros con presupuesto limitado, excluidos de los hoteles tradicionales, más privacidad que un dormitorio de albergue y más comodidad y conectividad que acampar. Las cápsulas, que son predominantemente de ocupación individual, también responden al auge actual de los viajes en solitario, con hoteles cápsula separados por sexo que brindan seguridad adicional.
Con el mercado global de hoteles cápsula proyectado para alcanzar los $327 millones para 2031, han surgido híbridos curiosos para mantener la tendencia y atraer nuevos clientes. Están tentando a la generación TikTok con formas cada vez más extravagantes, desde tuberías de alcantarillado recicladas en el desierto colombiano hasta cápsulas de estilo espacial con un panel de control ambiental en el centro de Sídney, Australia, todo prometiendo una experiencia única e historias compartibles en las redes sociales. Mientras tanto, las cápsulas-librerías invitan a los amantes de los libros a dormir entre las estanterías, y las versiones boutique llevan el lujo a un mercado tradicionalmente sin lujos con una decoración elegante o promesas de edredones de plumas de pato esponjosos.
A medida que el concepto continúa reinventándose, aquí hay ocho de los ejemplos más extraordinarios.
Un oasis en el desierto
El Tubo Hotel, La Tatacoa, está a solo 10 minutos en coche del segundo desierto más grande de Colombia, el Tatacoa, famoso por sus cielos estrellados. Cuando hayas disfrutado de los gigantes cactus y las curiosas formaciones rocosas de las arenas color canela de Tatacoa, este arco iris de habitaciones pequeñas con aire acondicionado y una piscina compartida te ofrece un oasis bienvenido. Las 37 cápsulas están hechas de tuberías de alcantarillado de concreto pintadas de colores dulces, proporcionando espacio suficiente para una cama doble. Casi la mitad de las habitaciones tienen baño compartido, pero la tarifa de la habitación es muy económica y tienes un jardín sombreado, bar y restaurante a tu disposición. “Este lugar innovador y colorido te ofrece una experiencia única”, dice Ambar Quintana, administradora del hotel. “Tiene todo lo que necesitas para descansar en un entorno natural con aire fresco y vegetación”.
Sumérgete en la naturaleza
Suspendidas entre los coníferos como bolas de Navidad gigantes, las Esferas Free Spirit en la Isla de Vancouver, Canadá, se sienten “como si estuvieras flotando en el dosel entre los pájaros durmientes”, según el propietario Tom Chudleigh. La primera esfera fue introducida hace 25 años, impulsada por el deseo de promover el ecoturismo y preservar los bosques antiguos de Canadá.
ventanas de las camas bedstee están enmarcadas por cortinas de cuadros rojos y pequeñas escaleras de madera conducen a las cápsulas de arriba. Relájate en el pequeño jardín de terraza del hotel o da un paseo de media hora hasta el Museo Casa de Rembrandt en el centro de la ciudad para ver varias camas de caja históricas in situ.
Impecable y comparativamente lujoso
Otro hotel con un aroma distintivo es el Resol Poshtel en el distrito de Asakusa en Tokio, la primera incursión de la cadena de hoteles Resol en el concepto de cápsulas para dormir. Se dice que el aroma, que incluye naranja, manzanilla y neroli, induce “una sensación de calma suave”, lo cual puede ser beneficioso dadas las disposiciones de dormir en comunidad. A la hora de acostarse, solo hay una cortina entre usted y los demás visitantes, pero pocos establecimientos de una estrella pueden igualar la limpieza y funcionalidad de este hotel, que incluye cepillos para el cabello, zapatillas y maquinillas de afeitar como obsequios. El estilo de la era Edo, como la entrada arqueada de las cabinas de dormir que recuerda a las salas de ceremonia del té y los murales tradicionales japoneses que rodean la cama, añaden un toque de herencia a las líneas modernas del hotel. El templo budista más antiguo de la ciudad, Sensō-ji, se encuentra a cinco minutos a pie, al igual que la calle Nakamise-dori, bordeada de faroles, hogar de una serie de tiendas coloridas que venden souvenirs y comida callejera.
